De inversor de pacotilla a profesor
Mi breve experiencia de docente y como son los alumnos que se apuntan a mis clases
Después de años en la arena bursátil, me decidí por dar clases. Tras años de inversiones de pacotilla, hice honor al dicho: “quién sabe hace, quién no sabe enseña”. Y allí me encontraba yo, promocionando la posibilidad de dar un curso de introducción a la bolsa, para cualquier tipo de público.
He dado algún cursillo y aún sigo haciéndolo. En mi favor, debo decir que nunca he vendido mis conocimientos con el eslogan de “hazte millonario”. Ni tampoco les digo a mis alumnos de lo fácil que es el mundo de las finanzas. Al contrario. Creo que les quito todo tipo de ilusión, desde el momento que pisan la sala.
Al dar clases en un centro del ayuntamiento, mi audiencia - “Mi querido público!”, como diría Pepe Rubianes - es de todo tipo. De cada perfil aprendo un poquito, a ser mejor profesor e, incluso, mejor inversor. Pero, esto sí, los alumnos son muy, pero que muy, variopintos.
Ahí van algunos de ellos.
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¿Quién se apunta a un curso de bolsa?
“¿Quién se apuntará a un curso de introducción a la bolsa, promocionado desde el ayuntamiento?”. Esta fue una de las preguntas que me hice, antes de empezar mi primer día de clase. Al terminar las diez sesiones, ya tuve mi respuesta. He seguido dando clases. Y las personas, y las caras, cambian. Pero los perfiles de alumno acostumbran a ser siempre los mismos:
El alumno que viene a ver qué pasa
Es el tipo de alumno que está en distintos cursos y puedes coincidir con él, o ella, en más de una ocasión. No importa que sea un curso de introducción a la electrónica o escritura medieval. Está ahí porqué tiene unas cuantas horas libres, que quiere aprovechar. Le gusta aprender y que le expliquen cosas.
Este tipo de perfil acostumbra a coincidir con personas mayores de edad, jubiladas. Puede que no tomen ninguna nota, y no apliquen nunca nada de lo que les he enseñado a sus finanzas personales. Pero se nota que se lo pasan bien. Son un público muy agradecido. Y, en más de una ocasión, me han felicitado por todo lo que les he contado.
El inversor aventurero
Está más cerca de ser un inversor de pacotilla que yo. Son los que lo han probado todo y más: un día compran futuros de maíz, el otro opciones del Bund alemán. Otro se aventura en pedir un préstamo para invertir en acciones de Telefónica. Además, tiene fondos de inversión y planes de pensión.
Después de tanto rollo, nunca me queda claro si gana o pierde con todo lo que me ha dicho que tiene. En verdad, es el animador de la clase. Te cuenta anécdotas constantemente y estas sirven de ejemplo. Tanto por lo bueno, como por lo malo. Algunos de estos alumnos los recuerdo con mucho cariño.
El alumno escéptico
Es el que viene de casa con una opinión formada de lo que quiere aprender. De lo que le gusta y lo que no. A veces está de acuerdo con lo que explicas. Y, a veces, considera que todo aquél rollo que estás metiendo sobre value investing, no sirve para nada. Y le cuesta disimular su desaprobación. Sea frunciendo el ceño o girando la cabeza.
Debo decir que estas personas me ponen muy nervioso. Son alumnos que se habían apuntado a al curso de introducción a la bolsa para aprender a leer gráficos; o hacer trading. Y que yo les cuente tanto dato financiero, no va con sus intereses.
Por esto, a medida que pasa el curso, va perdiendo interés. Incluso desaparece durante algunos días. Puede que vuelva, para averiguar si yo sigo con mi rollo. Al ver que todo sigue igual, desaparece del todo.
El que sabe demasiado
Con estos alumnos, no puedo. Si el de antes ya tenía una opinión formada, este ya viene con toda la carrera de economía hecha. Y no solo sabe, sino que quiere fardar delante de todo el mundo que es el más avanzado de la clase. Es el que conocemos técnicamente por el de “sabelotodo”.
Lo identifico desde el primer día porqué no me deja terminar las frases. Me pregunta sobre conceptos que, ni he comentado, ni tienen nada que ver con lo que estoy contando.
A veces, me he preguntado si tienen claro que asisten a una clase de introducción. Y que, a pesar de saber mucho, se han equivocado totalmente de lugar.
Los aplicados
No puedo dejarme mis alumnos favoritos! Son los que se toman muy en serio la clase. Más que yo (y mira que me lo preparo con la máxima dedicación!). Estos alumnos y alumnas toman apuntes de todo. Preguntan. Se cuestionan temas que hace años que daba por sentados. E, incluso, en alguna ocasión me han corregido. Y con razón.
Son sin ningún tipo de duda mi público preferido. Aunque, solo con ellos, la clase no sería ni la mitad de divertida. Además, no se asemeja a mi modo de ser.
Si tuviera que identificarme con un perfil de alumno, lo tendría muy difícil. A veces soy el motivado y a veces un respondón. También podría pasar por el listillo de la clase, que irrita tanto a quién explica.
Pero, en estos momentos, soy el profesor. Y seguro que también estoy encasillado en algún sitio. Pero esto lo deben decir los alumnos.
Feliz jueves!